Frase

"El problema de la historia es la historia del problema."
- Hegel

martes, 1 de noviembre de 2011

Ensayo sobre Nacionalismo.

El presente ensayo fue escrito hace un año, trata sobre el tema del nacionalismo, una ideología que ha influido mucho a los movimientos históricos de la era moderna a la fecha. Al principio impulsando eventos de tipo coyuntural; pero por la larga duración de la influencia de ideologias de tipo nacionalista, es necesaria otra mirada a la cuestión.

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Ensayo sobre el Nacionalismo

Cuando observamos las fotografías que desde el espacio son tomadas a la tierra es casi imposible que no tengamos una vorágine de pensamientos y sentimientos profundos, los cuales muchas veces no podemos separar o distinguir claramente, pero que sin duda están presentes en nuestra mente. Uno de dichos sentimientos que logro aislar es el de tener frente a mi una imagen de el lugar encapsulado en donde han ocurrido casi todos los eventos históricos que nos han afectado, en el cual han ascendido y caído reinos, imperios, ejércitos han chocado y decidido el futuro de miles de personas. Donde todos los libros han sido escritos, filosofías concebidas, movimientos gestados, manifiestos publicados y muros derrumbado.

Sin duda, cada una de esas épocas ha sido marcada por filosofías que han sido aceptadas como verdades, así como afirmaciones que son tomadas como conocimientos lógicos, elementales y universales, pero que con el paso de los siglos e incluso las décadas, han caído por si solos, y para las generaciones que les preceden no simbolizan más que curiosas anécdotas de antepasados perdidos, y que el estudiante de los sucesos pasados deshecha con una sonrisa en parte de asombro en parte de incomprensión, la cual firma preguntándose cómo es que alguien pudo pensar que el agua era el origen de todo en la tierra o que ella era sostenida sobre los hombros de un titan posteriormente convertido en piedra para mitigar su dolor.

Observando el paso de los siglos vemos que en los momentos de alta tensión en la historia surgen una combinación de personajes e ideas, que son quienes impulsan o guían hacía el nuevo brinco histórico. Esto sucede tanto en pequeñas escalas cuya presencia no es notada, como a macro escalas, en las cuales a pesar de que ellos hayan surgido detrás de una brecha que nos separa espacial como temporalmente, nos han afectado a tal grado en que bien pudiese ser que no estuviésemos ahora vivos, que nuestros territorios tengan nombres distintos e incluso que los ecosistemas en los que vivimos no existan.

El problema reside en que incluso esos macro eventos o personajes van pasando al olvido, a veces despacio, otras de golpe y es así como aquél rey Maya que afirmó que los logros de su reinado habían sido tan magnos y su gobierno tan prolífico que sin duda la fecha de su nacimiento se seguiría celebrando aún para el año cuatro mil (según nuestra cronología), pero que ahora nadie recuerda su nombre; y es así como los nombres de dinastías enteras permanecen hoy olvidados por completo, de tal forma que incluso los indígenas mayas que habitaban en los alrededores de Chichen Itza respondían con un “quién sabe” cuando se les preguntaba sobre las ruinas de la magna ciudad, o que urbes aún mayores como Ang-Kor hayan permanecido olvidadas en la selva por el paso de los siglos.

Pero, ¿a que viene todo esto?, a que por magno o importante que algo nos parezca, no sabemos cual será su duración e impacto al paso de la historia y es por ello que Eric Hobsbawn reflexiona al respecto diciendo que quizá para el espectador futuro la guerra fría no sea más que un insignificante y curioso paréntesis en la historia.

A continuación es escribiré de un fenómeno histórico-social que ha estado presente en la historia moderna, propagándose como el fuego por el bosque a lo largo y ancho del mundo, que sin duda alguna ha dado forma de manera un tanto violenta a nuestra realidad; pero que cuyas consecuencias verdaderas, opino, aún no podemos delimitar o intentar aislar. Sin embargo antes de empezar a hablar de consecuencias, debo decir que incluso al él mismo es complejo de aislar como suceso o hecho específico a lo largo de la historia, hablo por supuesto del nacionalismo.

¿Y que hay de él?, El nacionalismo ha marcado de una manera determinante nuestras vidas, aún que en nuestro entorno mexicano no ha sido hasta ahora algo latente, pues si bien es cierto que en la historia mexicana han habido líderes que recurran a un discurso referente a la mexicaneidad, dicha retórica ha sido mas bien arenga política, y ha carecido de la profundidad o los argumentos filosóficos del nacionalísmo; aun que el discurso de José Vasconcelos otorgó a un nacionalísmo mexicano de las bases filosóficas, sus argumentos no fueron retomados y se han ido perdiendo en la institucionalización partidísta del México contemporáneo. Practicamente todo el mundo se ha visto afectado por las transformaciones llevadas a cabo por quienes se han llamado nacionalistas.

Antes de proceder, trataré de delimitar algunas nociones del nacionalismo. El nacionalismo indica que una entidad (nación) está conformada por todas las personas que comparten una historia “sanguínea”, así como por las tradiciones, costumbres, valores e ideales que ella tenga bajo su seno, y por lo tanto ninguno de esos elementos puede ser considerado más importante que la nación en sí, y que por el contrario, cada una de las partes de la misma deben contribuir en todo lo posible para lograr los ideales de la nación.

Cuando analizo la historia, me parece que el nacionalismo es una consecuencia de el perfil instintivo del ser humano (como especie), y que es el desenlace de las circunstancias históricas y sociales, por lo tanto no puedo considerar que exista algún padre del nacionalismo al que se le pueda atribuir la creación del mismo; esto viene para que posteriormente no existan dedos señalando acusatoriamente a alguien o a una época determinada por las consecuencias del nacionalismo.

El primer nacionalismo que puedo encontrar en la historia es el romano y no el alemán cómo algunos pudiesen señalar. Roma durante su época republicana contaba ya con todas las características de un estado nacionalista. Si recordamos dicha historia vemos como nadie es o puede pretender se más que la Roma, ella es más que una ciudad, representa más que una república, era para ellos valores, costumbres, tiempos, civilización, gloria y sueños. Ellos como muchos otros inventaron el mito de su descendencia divina que les justificaba superioridad; así como para alguno el pueblo alemán descendía de los arios, para los romanos ellos descendían de Marte, de Afrodita.

Y siguiendo por el sendero romano vemos cuando surgen los sentimientos nacionalistas en la joven república – con la crisis-, es ella la constante en los estados nacionalistas, un período de crisis con consecuencias traumáticas de donde un grupo de personas toman el dolor o la humillación sentida y la transforman en guía del progreso, y es así como el saqueo de Roma a manos de los Galos y las crisis en las cuelas Cincinato emerge del campesinado (nótese el arraigo a la tierra natal), puesto que Cincinato era agricultor) Hacen que Roma adopte el nacionalismo como bandera que le permitirá no haber sido igualados en algunos aspectos (en otros superados).

Del análisis del nacionalismo en la antigua república vemos un lado positivo del mismo, ya que permite a los estados recuperarse prontamente de la crisis y le da nuevos ánimos para continuar en la búsqueda de sus ideales. Recordar cómo un hombre podía ser cónsul las veces que sean necesarias para impulsar a Roma adelante y que no se viese bloqueado por completo por sus adversarios políticos, porque todos tenían como prioridad alcanzar los ideales romanos, lo demás pasaba a segundo plano. Temerario pudiese sonar, pero sin el nacionalismo que vio Roma no hubiese sido lo que fue (me refiero por completo a la república).

Me parece un punto bastante fuerte a favor del nacionalismo, puesto que en la historia podemos ver que las sociedades que deciden adoptar el nacionalismo como bandera logran tener un gran desarrollo e algún ámbito, se superan e incluso llegan a superar a los estados vecinos que carecen de dicha cohesión que garantiza el formar parte de algo superior, de un diseño mayor. Estas aspiraciones o sueños a “el plan mayor” son de las características que me parece señalan hacia un origen biológico del nacionalismo; puesto que, comparte cierta esencias o rasgos de la espiritualidad humana, o señas inequívocas de debilidad, como las llamaría Nietzsche.

Puesto que en todos los casos y tipos de nacionalísmos (orgánico, voluntario y de la antigüedad) hay “algo más” “superior”, el mismo discurso pregonado por las agrupaciones con carácter religioso – espiritual, desde las mafias más elaboradas y con más seguidores a nivel mundial, hasta las creencias naturistas espiritistas de la “nueva conciencia” y el “new age”. Recordemos que los humanos como animales sociables y por supervivencia tendemos a buscar diferencias y semejanzas entre nosotros, para poder agruparnos de manera más unida en familias y clanes; pero también en religiones, “tribus urbanas” e incluso clubes os sociedades ociosas, siempre estamos buscando separar y unificarnos, y entre los grupos buscar la elevación sobre los demás. Genética lo llaman algunos.

Por lo tanto, si es algo que puede venir genéticamente en las personas ¿porque buscar un rechazo a él?, ¿por que no adoptarlo cómo parte de nosotros en esa búsqueda del “retorno a lo natural”?.

Algunos nacionalistas ya señalan esto como parte de su tesis a favor de su doctrina, y nos mencionan que los ideales de la nación y la defensa de los mismos constituye parte de las características fundamentales de una nación.

Pretendemos ser seres racionales, no podemos dar rienda suelta a los instintos humanos con el argumento de que ya están en nosotros. Y no lo digo por defender alguna postura en el debate nacionalista, sino por sentido común refiriéndome a los instintos de los humanos en general. Sería parafraseando a Nietzsche, la derrota de la razón y voluntad humana antes las comodidades de la barbarie.

Sólo cuando el Reich, abarcando la vida del último alemán no tenga ya la posibilidad de asegurar a éste la subsistencia, surgirá de la necesidad natural del pueblo, la justificación moral de adquirir posesión sobre tierras en el extranjero” - Hitler, Mein Kampf.

He aquí el primer clavo del nacionalismo, el afán de alcanzar los ideales y metas de la nación, considera como “derecho natural” el tomar acciones bélicas contra otras naciones. Recordemos que no hay nada ni nadie superior a la nación, eso incluye por consecuencia a la demás naciones.

Por supuesto que podemos sugerir que es ese un aspecto positivo del nacionalismo, puesto que limita las guerras hasta el momento en el cuál el estado “no pueda garantizar la subsistencia”, refiriéndose a que primero hay mucho que hacer antes de recurrir a las armas, mientras que revisando la política mundial sin nacionalismo, las guerras han sido constante a lo largo de los milenios.

Pues no, veamos con cuidado algunos aspectos cualitativos de las guerras. La justificación, tanto moral como material que hay en ellas. Y es aquí donde el nacionalismo comparte nuevamente rasgos con las religiones. Retomando la linea del “plan superior”, las guerras de los nacionalistas no pueden ser ilegítimas, por el contrario, cuentan con toda la legalidad moral al punto que dejan de ser moralmente permitidas para convertirse en moralmente obligatorias, entonces se convierte en el deber de los individuos hacer la guerra y destruir a quienes se encuentren en el camino de la nación o a destruir a los infieles, “matadlos a todos pues dios reconocerá a los suyos”.

Dicho sentimiento de legalidad que nacionalistas sienten que poseen es u a de las armas peligrosas del mismo, pues recordemos que no es que ellos “intuyan” o “crean” que están en lo correcto; sino que tienen absoluta certeza y convencimiento pleno de que están realizando lo justo y forzosamente necesario. El nacionalismo inyecta e las venas el fanatismo que normalmente sólo se encontraba en los religiosos. Dicho fanatismo es una consecuencia inevitable de el nacionalismo y no es algo controlable, se propaga como fuego por los secos pastizales quemando a su paso. Pero incluso aun que se buscasen maneras de evitar extremos, la propia naturaleza del nacionalismo no lo permitiría, pues es precisamente dicho fuego lo que le da su fuerza y lo que lo vuelve tan efectivo, sería como el pretender hacer Minas anti-personal que no arrojen esquirlas al explotar

Abordando otro aspecto del nacionalismo, vemos que este es adoptado con gran fervor entre los jóvenes y son ellos algunos de los que le dan más vigor al movimiento y se convierten en sus activistas radicales. Esto se debe primordialmente al funcionamiento genético de la juventud, biológicamente hablando los genes humanos han evolucionado para romper con lo establecido con el propósito de buscar la renovación, evitar el estancamiento de ideas y las decadencias de la especie.

Los jóvenes requieren al igual que casi todos los humanos el pertenecer a un grupo fuerte, la idea de que el camino a la trascendencia es a través de impulsar a su nación a la grandeza, a alcanzar los ideales y metas que nunca habían sido logrados pero que son muy codiciados, es su camino a la posteridad el ser recordados como la generación que logró otorgar la antigua grandeza a la nación o logra aplastar a los antiguos y acérrimos enemigos.

Es así como vemos que en estados con un pasado (o presente) nacionalista los jóvenes constituyen un importante grupo de choque, el brazo armado violento y temible, muchas veces con un fanatismo mayor al de los adultos.

Me parece digno de análisis el determinar que tan relacionado realmente están muchos de estos grupos con el nacionalismo. Definitivamente ellos se consideran parte de su movimiento; pero que tanto es el prospecto de alcanzar los ideales puestos sobre la mesa por sus padres o abuelos, y que tanto es el pertenecer por el simple sentido de “pertenecer”. Sabemos que los jóvenes también requieren sentirse aceptados y en la sociedad es común que se formen “bandas” o “pandillas” de jóvenes sin un futuro intelectual que se dedican a delinquir y a confrontarse con las pandillas rivales. Me refiero a ¿que tan nazi es un neonazi? (por poner un ejemplo), ¿de verdad comprenden la filosofía que defienden?. Lo dudo rotundamente; sin duda conocen las ideas y dicen aceptarlas como suyas; más sin embargo veamos los rasgos de estos jóvenes, sin futuro educativo, con mucha ignorancia y violencia. Me parece que lo único que hacen es tomar el nacionalismo como excusa para ser, pues el humano siempre busca ser, todo con ta de no ser. El nacionalismo les proporciona con facilidad esta vía y les da las respuestas sobre la estructuración de su grupo, ya que les dice cuales han de ser sus ideales, cómo se han de comportar y lo elemental: les proporciona a su némesis.

Recordemos por un momento lo que pasó en “El Lieja”, este es un bar que se ubica en Vallecas, la colonia obrera de Madrid; este bar es de los jóvenes Anarcopunk españoles, los Anarcopunk tienen una ideología basada en el anarquismo de Bakunin, Kropotkin y Durruti (sobre llevar a la práctica y a la acción la resistencia). Un día llegó al bar un pequeño ejercito formado por neonazis y fascistas españoles – enemigos a muerte de los punk (por la ideología “comunista”), llegaron a atacar a los anarco punk y empezaron una lucha muy violenta de pandillas, comunistas y anarquistas contra fascistas, la batalla resultó en la derrota de los agresores, aun que al final de esta llegaron los anti-motines a separar a los combatientes y a reprimir a los agredidos.

Actos de esta naturaleza son comunes en Europa llegando al grado donde incluso jóvenes que se dicen nacionalistas incendias edificios departamentales donde habitan inmigrantes. Y aunque en México los jóvenes nacionalistas no tengan presencia, en Sudamérica han formado bastiones fuertes, como en el caso de Chile o Argentina, naciones con pasados de dictaduras de derecha. Un hecho curioso en que en los países en los cuales se han conformado grupos de nacionalistas, igualmente tengan fuerte presencia los jóvenes con ideologías Marxistas o Kropotkianas, efectuando un contrapeso social entre la población. Ellos son la contra del nacionalismo, pues lo que propagan es la unión entre “los de abajo” en todo el mundo y son enemigos declarados de los nacionalistas.

Sostengo que en la mayoría de los casos los jóvenes que se dicen nacionalistas no comprenden lo que defienden y que para ellos el nacionalismo sólo es “un camino más”. Pero de igual forma quiero dejar claro que esto no lava las manos del nacionalismo, y no lo hace por dos motivos; primero Porque él mismo recibe a estos grupos con los brazos abiertos, y entre más miembros de la nación tomen la bandera de la lucha por los ideales mejor. Segundo, porque constituye un camino más que lleva a la violencia y a la polarización de la personas.

El debate del nacionalismo va más allá de sencillos razonamientos, pues considero que forma parte del enredo de la ética. ¿Hasta qué grado alcanzan los derechos de una sociedad? Fácilmente podemos abogar que tienen derecho a retomar los valores que los distinguen y los caracterizan, sus tradiciones y costumbres, así como buscar la preservación y trascendencia de los mismos; pero el hecho de que sostengan que tienen derecho de remover todo a su paso es donde se centra el nudo.

¿Acaso poner el límite de las aspiraciones de una nación en el lugar donde comienzan los derechos de otras?. Ciertamente puede parecer injusto para ambos bandos, no es justo que se quiera limitar el desarrollo de una nación, así como tampoco lo es el atropello de los derechos humanos.

Lo que me parece es; que el nacionalismo debiese ser evitado, los conceptos nacionalistas de fronteras y límites me parece que son ya arcaicos y que en un avance de la humanidad ambos debiesen ser eliminados progresivamente. Por supuesto no significa la abolición de las diferencias culturales, jamás pretendería insinuar la homogeneidad de la cultura como pretenden algunos liberalistas. Puede existir un mundo sin países, pero manteniendo la diversidad cultural, puesto que no debe confundirse la identidad con el nacionalismo, que trae consigo los sentimientos de superioridad e inferioridad racial.

Estos problemas radican esencialmente en la educación y la cultura, los mitos han existido desdé que el homínido evolucionó la imaginación; pero los mitos se convierten en arcaísmos cuando son ampliamente superados por conocimiento científico o racional. Es aquí donde radica uno de los puntos más importantes de la educación y la ciencia, pues de ellas depende la erradicación de la creencia en mitos. Hay que subrayar la diferencia entre no creer en mitos y su erradicación por completo. Que sean estos conocidos como un recuerdo del pasado, que formen parte del acervo cultural de la humanidad, no que sean apropiados por grupos en particulares, sino que podamos compartirlos todo y que la diferencia entre ellos y los cuentos sea su antigüedad.

Mientras tanto, no podemos querer evitar al nacionalismo en las sociedades modernas, porque aún que se pueden observar claramente los daños y guerras que ha causado y a los que invariablemente conduce por su naturaleza, estaríamos atacando a las libertades de cada pueblo e individuos. Y aun que el nacionalismo ha durado más de lo que los Marxistas o analistas creían cuando este surgió, la única manera que veo de que se vaya es por medio del combate a la ignorancia.

Hasta que él no se haya ido de la tierra y no se haya convertido en una filosofía del pasado como las que mencioné al principio, sólo podemos prepararnos y sujetarnos fuertemente para lo que está por venir, haciendo un pequeño diagnóstico de la situación mundial actual observamos muy presentes a las actitudes de las cuales se alimental al nacionalismo, tales como la existencia de varias naciones dentro de mayoría de los países, las guerras de ocupación territorial, la ignorancia y credulidad en lo metafísico con tal de que ofrezca consuelo, esperanza o resulte reconfortante; y mientras existan dichas condiciones al nacionalismo aún le quedarán muchas páginas en los libros de historia.

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