Frase

"El problema de la historia es la historia del problema."
- Hegel

martes, 10 de enero de 2012

Las Ferias de Xalapa

La siguiente síntesis y exposición de ideas fue llevada a cabo a partir de mi lectura e interpretación del Texto “Las ferias de Xalapa” escrito por Abel Juárez Martínez, que a su vez forma parte del libro “Las Ferias de Xalapa y otros ensayos” en el cual participaron Abel Juárez Martínez,Gilberto Bermúdez Gorrochotegui, Carmen Blázquez Domínguez y Ricardo Corzo Ramírez.

En el texto retoma a las ferias que ocurrieron en Xalapa entre 1720 y 1774 y lo utiliza para señalar el funcionamiento del sistema financiero y mercantil de España, lo cual nos permite comprender el origen de rasgos que perduran a la actualidad, así como algunas de las causas que llevaron al Imperio español a su decadencia y ruina.

El ensayo comienza con una exposición sobre los orígenes de las ferias, y ciertamente es bastante factible comenzar por hacer un pequeño análisis de ellas en el entorno que las vio nacer- la edad media.

El contacto que existió en Europa durante la plena edad media con los pueblos de oriente creó en los reyes europeos (que se comenzaban a consolidar) así como en la jerarquía religiosa un deseo de búsqueda de riquezas, el cual se vio incrementado a partir de las tres primeras cruzadas, ya que pudieron los europeos admirar la cantidad de riqueza que podía provenir de oriente. Ello impulsó a mercaderes de ciudades italianas a aventurarse en busca de hacer fortuna con el comercio de oriente.

Mientras dichos contactos con oriente y las riquezas tenían lugar, en el centro – oeste de Europa se vivía un rígido sistema feudal, en el cual los feudos eran unidades productivas autónomas y relativamente aisladas, en las cuales los siervos producían para la subsistencia de los señores feudales y del clero. La falta de caminos y lo peligroso de los viajes hacía de los feudos regiones que debían conformarse con los productos que el clima y la geografía les permitiesen cultivar o extraer; sin embargo cuando los cruzados fueron regresando a sus tierras trajeron consigo objetos nuevos que crearon demanda de los mismos entre los nobles, por lo cual surgió un nuevo tipo de hombre en la Europa medieval, el comerciante.

Los comerciantes se trasladaban en largos viajes a travesando feudos y reinos , haciendo un trazado de “rutas comerciales” las cuales comenzaron a unir a las regiones entre sí, creando una conciencia de que el mundo era más grande y que existía un “allá”; la plena edad media llegaba a su fin y daba paso a la Alta edad media.

Las travesías de los mercaderes, eran largas y peligrosas, lo cual traía por consecuencia que tardasen años en regresar con sus productos; por lo tanto las fechas de su regreso se volvieron importantes, y se crearon las grandes ferias en las cuales se ponía a la venta la mercancía traída desde lugares desconocidos, y a dichas ferias asistía gente de lugares muy diversos y lejanos, realizando sus viajes a los lugares de feria por ser allí el único lugar en el cual podrían surtirse de las mercancías por varios años.

Esta dinámica que se fue consolidando en Europa fue en gran parte lo que le dio fin a la edad media, como dijo Marx “El feudalismo creó a la clase social que causó su derrumbe: la burguesía”. Esta nueva clase de hombre que ahora era cada vez más común en Europa se volvió de igual manera más poderosa e influyente cada día que transcurría, puesto que entre más dinero circulaba por Europa este jugaba un papel cada vez más importante; los ejércitos se profesionalizaban, se contrataban costosos mercenarios, se construían flotas cada vez más grandes y los nobles demandaban más lujos. Lo anterior causó varias consecuencias, de las cuales me gustaría resaltar dos: La primera fue la urgencia de encontrar nuevas rutas de comercio, más eficientes y menos peligrosas (esto fue prioridad especialmente después de la caída de Constantinopla a manos otomanas), la segunda fue el surgimiento de un sistema financiero complejo, puesto que se volvió necesario recurrir a préstamos, crédito, bancos y letras de cambio. La gran demanda que los reyes y nobles tuvieron de crédito y dinero hizo a los hombres que se dedicaron a ello y al comercio, más poderosos e influyentes que muchos monarcas.

En el imperio español podemos observar la influencia que mercaderes tuvieron en el rey, cuando leemos que por medio de presión y dádivas de dinero lograron que se les concediera exclusividad de comercio a sus puertos y empresas. De esta manera Cádiz y Sevilla se volvieron los grandes puertos españoles, los cuales eran los únicos que podían llevar y traer mercancías de las colonias.

Las medidas de exclusividad otorgadas a Cádiz y Sevilla perjudicaron al resto de las ciudades costeras de España e incluso a los otros reinos que conformaban el imperio español, puesto que aragoneses, navarriscos y vascos tenían prohibido viajar a las colonias; pero lo que es importante señalar es el hecho de que las concesiones monopólicas también afectaron a las colonias, en este caso a la Nueva España, puesto que por decreto real le estaba prohibido comerciar con ciudades distintas a Cádiz o Sevilla, incluso con otros reinos españoles en América.

El imperio español era el segundo más vasto que el mundo hubiese visto, superado solamente por el de Gengis Khan, pero a diferencia del mongol, el imperio español surgió en una época en la cual la economía movía ya los engranes del mundo, España necesitaba aprovechar al máximo los millones de kilómetros de costa que contaba en los diversos continentes y la gran capacidad de su armada para consolidarse como el nuevo imperio romano, y ciertamente en el aspecto militar lo logró, puesto que sus Tercios subyugaron a Europa bajo sus astas y arcabuces; sin embargo las políticas económicas adoptabas por sus reyes estaban ahogándola, ellas limitaban severamente a su capacidad de consolidación y sentaban cimiento endebles para el crecimiento del imperio.

Desafortunadamente para España, Inglaterra estaba haciendo exactamente lo contrario, y los frutos de ambas políticas comparadas se estaban volviendo evidentes ante los ojos del mundo; sin embargo los reyes españoles no podían modificar las políticas, puesto que se encontraban controlados por los hombre áureos, los cuales donaban grandes sumas de dinero a la corona y por medio de su influencia ejercían una presión tal que los reyes hispanos terminaban por ceder ante sus demandas, “Poderoso caballero es Don dinero” como escribió la pluma de Quevedo.

Don Dinero logró comprar un gran número de beneficios para los grandes comerciantes de Sevilla y Cádiz, siguiendo la tradición medieval de gremios )la cual perduró hasta la segunda mitad del siglo XVIII) los mercaderes andaluces se establecieron en gremios dando origen al Consulado de Cádiz y Sevilla. El Consulado de Mercaderes fue creado en Sevilla en 1543, también conocido como Casa lonja o “La Bolsa”, era una agrupación de mercaderes dedicado a cuidar sus intereses económicos, fue tanta la importancia que tuvo que sus miembros estaban exentos de pagar tributos, tenían fuero tanto civil como militar y cobraban impuestos reales. Para poder ingresar era necesario poseer un gran caudal de dinero así como hidalguía.

La manera de obrar de la corona española puede parecer peculiar ante los ojos modernos, puesto que si bien ejercían una vigilancia estricta en lo referente al comercio y economía colonial, la corona no llevó a cabo dichas operaciones, sino que actuó a través de concesionarios, en específico la Casa de Mercaderes. Al principio puede parecer como que los intereses de la corona iban canalizados a través de dicha Casa o consulado; sin embargo en ese momento histórico es el de separación de nacionalidades, la fidelidad no se guardaba ya hacia el lugar de nacimiento u orígen, sino era el dinero quien guiaba para quien trabajaba un hombre, ya desde época de Carlos I las monarquías se empezaron a llenar de burócratas o funcionarios de diversas nacionalidades, en el caso de Carlos tenemos a su secretario personal de nacionalidad francesa, sin importar la cruenta guerra de España contra Francia en aquellas épocas. De la misma manera, los intereses del Consulado de Mercaderes no eran los de su corona, si ellos se preocupaban por la existencia de España era porque España les proporcionaba las concesiones monopólicas; no obstante sus intereses eran meramente económicos y de ganancia propia, en el afán de defensa de sus intereses el Consulado de mercaderes se impuso ante el rey, y logró que se prohibiera el comercio entre el resto de las provincias hispanas con las colonias. en este sentido observamos ya el surgimiento del espíritu capitalista, que si bien el termino capitalismo no es usado para designar a las actividades de aquella época, su espíritu se encontraba ya presente y movía los engranes de Europa y el mundo.

En la Nueva España se estableció el Consulado de México en 1603, el cual realizaba funciones muy similares a los de su par europeo, influía en el comercio de la Nueva España, y aun que siempre se vió eclipsado por el Consulado de Mercaderes, si llegó a jugar un papel de gran peso en México, puesto que sus agremiados eran los hombres más ricos de la Nueva España, cuya meta consistía en incrementar dichas riquezas, al no poder tener el peso en el rey que su equivalente Ibérico se dedicaron sobre todo a especular con las ferias Xalapeñas para maximizar sus ingresos.

El método utilizado por los Consulados para maximizar sus ganancias y poder especular con las mercancías era el de las ferias, al igual que en la edad media las ferias se celebraban en ciudades específicas, en las cuales se reunía la gente de lugares muy diversos a aguardar la llegada de los mercaderes y sus productos, en ellas se adquirían los suministros necesarios para revender durante el lapso entre la partida de los mercaderes y su retorno en los años siguientes. Es de suma importancia recalcar que estas ferias eran el único lugar en el cual era legal vender y comprar dichos productos durante la duración de las mismas, tenían exclusividad total, por lo que un comerciante que quisiese hacerse de las mercancías foráneas para su negocio estaba obligado a adquirirlas en las ferias, y los comerciantes que traían las importaciones de igual manera debían de vender todos sus productos en el tiempo que durase la feria o generarían grandes pérdidas a sus empresas.

La inflexibilidad de las ferias caló en la ya debilitada España, la cual requería de reformas económicas profundas para minimizar su derrumbe; sin embargo ellas no se llevaron a cabo y los Borbónes continuaron con el sistema de comercio espaciado en varios años por medio de flotas y ferias, esto debido a la presión ejercida por parte de los Consulados de mercaderes, y a pasar de no encontrarse en un periodo para sostener dicho sistema (las ferias de Xalapa ocurrieron entre 1720 y 1778), el método exclusivista monopolístico continuó.

En las colonias españolas las ferias estaban presentes en cada una de ellas, pues era el único método que tenían para adquirir mercancías foráneas, resaltan las ferias de Portobello y Panamá en el caso de Sudamérica, mientras que en la Nueva España nos encontramos con las de Acapulco, San Blas y Manzanillo (las cuals eran el punto de acopio de mercancías provenientes de China y las Filipinas, y de allí se trasladaban a Veracruz para continuar su viaje hasta llegar a Sevilla; mientras que Xalapa era en la cual se recibían las mercancías Europeas.

Xalapa se fundó en los primeros años posteriores a la conquista; sin embargo careció de una importancia real durante siglos, era un poblado de españoles, que tenía un convento franciscano y servía para descansar en el pesado trayecto de Veracruz a México, con el paso de los años los españoles que tenían negocios en Veracruz se fueron mudando a Xalapa, puesto que el clima era mucho más cómodo y benigno que en el puerto, el cual era considerado por muchos una tumba segura, sumando a la insalubridad de Veracruz e hecho de estar en constante acoso por parte de los corsarios y piratas ingleses.

Al ser comerciantes muchos de los que comenzaron a establecerse en Xalapa en busca de salud y seguridad, se llevaron consigo sus bodegas y almacenes de mercancías, por lo cual Xalapa se convirtió en una ciudad – almacén, además de que contaba con tropas acantonadas cerca resguardando el paso a la capital y estando cerca del puerto para asistir en apoyo a él.

Hasta 1720 y gracias a la presencia del Consulado mercantil de México, las ferias con las mercancías españolas se organizaban en la ciudad de México, puesto que allí vivían los grandes comerciantes agremiado en el consulado; sin embargo en 1720 Felipe V decretó que la feria se celebraría en la ciudad de Xalapa.

El gusto fue breve, puesto que la feria fue un fracaso debido al alto precio del hospedaje y a que se acabaron los almacenes alimenticios de la ciudad, encareciendo más los alimentos para quienes estaban en la feria; por lo cual el sitio se trasladó a Orizaba – Córdoba para realizar las ferias, sitio que tampoco perduró, puesto que a los comerciantes les quedaba lejos trasladar sus mercancías por la ruta de las altas montañas y temían que se echasen a perder productos como la grana, por lo que la feria regresó en 1725 a Xalapa.

En lo anterior se puede divisar nuevamente la influencia que jugaban los mercaderes en las decisiones reales, puesto que fue la pujanza del Consulado Mexicano la cual trasladó a Orizaba la feria; pero las presiones conjuntas de los mercaderes veracruzanos más los de la Casa Lonja lograron que Felipe V diera una contra orden, aquí se observa que quien ganó el sitio para las feria fue quien tenía más dinero y por lo tanto influencia en la corte.

Hubo un total de catorce ferias en Xalapa, los cuales por lógica hicieron que la ciudad se desarrolle con una velocidad bastante avanzada, ya que se volvió un punto de encuentro para mercaderes de toda la Nueva España, y al igual que en la edad media el júbilo causado por las ferias era inmenso, se volvía un espectáculo al cual asistían de diversas provincias lejanas, donde las personas podían apreciar artículos de lujo que nunca volverían a ver por no tener recursos para adquirirlos, así mismo los pequeños comerciantes de los alrededores se acercaban a la ciudad a vender sus productos, se abrían fondas y restaurantes para acomodar a todos los visitantes, y los comercios xalapeños se beneficiaban bastante por albergar la feria allí, y el pueblo que en masa acudía a observar las ventas y mercancías hacía solamente eso, pues la mayoría carecía de la capacidad para comprar allí los bienes y productos.

La reglamentación de las ferias corrió a cargo de los consulados, tanto el de la Lonja como el de México aportaban tres diputados para regular las ferias, entre las reglamentaciones allí decididas las hayn en quilibrio, puesto que se promulgaron ordenes a favor de los peninsulares y otras a favor de los coloniales, por ejemplo nadie podía vender dichos productos en otro lugar durante la feria, por lo tanto un comerciante colonial no podía comprar rápido los productos y luego desplazarse a otra ciudad a vender allí, y los que lo intentaban eran confiscados de su mercancía y multados; mientras que si los comerciantes peninsulares sólo podían vender en Xalapa, si no vendían sus mercancías a tiempo para regresar con la flota a España, debían permanecer en Xalapa hasta vender todos sus productos, no podían desplazarse a otra ciudad a probar suerte allí, pues en ellas los comerciantes coloniales se encontraban revendiendo lo adquirido.

Las ferias se convirtieron en el campo de batalla en el cual ambos Consulados se enfrentaban, el de México constantemente queriendo debilitar al de Cádiz; sin embargo ello era una tarea difícil, puesto que los peninsulares podían realizar especulaciones grandes con las mercancías, al controlar la variedad y cantidad de los productos que Mexico iba a recibir, de esa manera creaban escasez o sobre oferta de productos, teniendo más palanca para desestabilizar al consulado mexicano.

Los novo hispanos respondían a dichos ataques aprovechándose de que los peninsulares tenían el tiempo medido para vender sus productos o de lo contrario se arriesgarían a quedarse varados en Xalapa a esperar otros cuatro años, por lo cual se esperaban para comprar y lograban que los peninsulares rebajasen sus precios. En la feria no existía reglamentación con respecto a los precios, por ese lado pareciese que los forasteros tenían ventaja, ya que decidían a que precio vender, y en parte era cierto puesto que los novo hispanos no tenían otra manera de adquirir dichos productos, el regateo podía rebajar bastante un precio; sin embargo no dependía del todo de los vendedores, pues muchos no eran propietarios de lo que vendían, simplemente eran empleados para las grandes casas comerciales europeas.

Observamos como las primeras protoempresas trasnacionales recibían ganancias exorbitantes de la feria, aparentemente subyugando al comerciante colonial; sin embargo el local de igual manera se veía recompensado el haber soportado los atracos de las empresas europeas, puesto que la gran ganancia de las ferias consistía en el cambio mayoreo – menudeo, el comerciante colonial compraba al por mayor los productos, y al terminar de la feria los distribuía por la Nueva España, poniendo los precios que quisiese, y de hecho en este punto superaba a los peninsulares, que se veían limitados por el tiempo, los comerciantes de la colonia tenían cuatro años para vender los productos, los cuales no podían entrar a la colonia por alguna otra vía, por lo que los locales se veían forzados a comprar con ellos, y no podían dar la vuelta a ello comprando directamente en Xalapa a los flotistas, puesto que ellos vendían al mayoreo, algo que nadie podía costear cuando se trataba de comprar productos para el auto consumo.

La Nueva España era un territorio bastante extenso, y depender de flotas que llegaban en el transcurso de varios años era bastante inconveniente, es por ello que el contrabando empezó a tener bastante éxito, puesto que un mercado no crece si no existe demanda por sus productos; así que cuando los ingleses obtuvieron una concesión para vender esclavos negros en una factoría novo hispana, no desaprovecharon la oportunidad y comenzaron a introducir mercancías de contrabando. A pesar de que la factoría de los ingleses dañaba bastante a las ferias xalapeñas y a los comerciantes tanto peninsulares como novo hispanos, la corona no tenía posibilidad de retirar la concesión, pues ella fue uno de los resultados de la guerra de Sucesión española, que los ingleses presionaron para obtener durante las negociaciones de paz y para que retirasen su apoyo a Carlos III de Austria y a los catalanes.

Por lo descrito en los párrafos anteriores podemos vislumbrar a una dinámica capitalista presente ya en las relaciones metrópoli – colonia desde el siglo XVI al XVIII, intensificadas durante el periodo de las ferias xalapeñas en el siglo XVIII. Al mencionar a dicha dinámica hago referencia primero a la presencia e influencia del dinero y capital, que volvía insignificantes a las nacionalidades y que lograba que el rey decrete una cosa u otra, en segundo lugar a la complicada dinámica que se formó y entrelazó a las ferias y al comercio de la época, guerras con los precios, especulación, acaparamiento, contrabando, evasión fiscal; y también al papel jugado por personas empleadas, los grandes comerciantes se encontraban ya alejados de sus negocios, lejos habían quedado ya los días feudales y renacentistas, en los cuales el mercader acompañaba a su flota y realizaba las transacciones, en el periodo que estudiamos se manejan ya como “casas de comercio”, grandes empresas europeas con cientos de empleados asalariados a su servicio, desde quienes acompañaban a la flota cuidando las mercancías, a los vendedores que realizaban las transacciones en las ferias; pero también numerosos escribanos, contadores, notarios y abogados, con estructuras verticales muy similares a las de las empresas actuales.

Y es este último punto, el de los asalariados el cual influye más y pone a reflexionar al respecto, pues la presencia cada vez mayor de dichos hombres conducía al mundo a nuevas dinámicas, no sólo en el caso de empresas privadas, sino en las oficinas de los gobiernos, en los cuales la nueva clase de trabajadores y funcionarios estaba desplazando incluso a hidalgos.

Ya desde el reinado de Felipe II “El rey burócrata” se observa claramente esta tendencia hacia la contaduría, notaría y abogacía, de tal manera que España y sus colonias se fue llenando de burócratas y funcionarios, cuyos actos de corruptela significaron un fuerte lastre para España, que desde que comenzaron a colonizar y a explotar las nuevas tierras la corrupción se fue anclando en la nueva sociedad española.

El periodo descrito fue de transición entre lo antiguo y lo modernos, una etapa que si por un lado podríamos llamar transitoria, no por ello deja de ser de vital importancia, y por el contrario, ella crece, ya que podemos buscar en esas etapas de comercialización con Europa – colonias el surgimiento y consolidación de muchos de los rasgos que fueron acuñando a las sociedades y a las dinámicas actuales.

Me aventuro a afirmar que fue el capitalismo naciente el cual terminó por destruir a un imperio que se encontraba en la vorágine de la pugna entre lo antiguo y lo moderno, y que al querer quedar bien con los nuevos actores terminó ahogando a sus súbditos, a la vez que el ideal de un imperio era ahogado por las manos privadas que ejercían su albedrío, y cuyos efectos pudieron observarse en las derrotas militares acaecidas por el desgaste en todos los frentes de quien intenta luchar con todo y termina perdiéndolo todo.

Acabamos de describir un periodo en el cual los grandes beneficiarios fueron los concesionarios europeos, entre ellos y los comerciantes novo hispanos se fueron las abundantes ganancias de las ferias de Xalapa, el resto fue fue en la corrupción de una España que agonizaba desangrándose desde el siglo XVI, en un periodo de aparente bonanza, el cual terminó enriqueciendo a los grandes capitales de la oligarquía y financió a las guerras que tiñeron de carmín a Europa.

lunes, 2 de enero de 2012

Apuntes de la teoria de la historia, Agnes Heller

Este breve escrito fue realizado para sintetizar la visión de la teoria de la historia que la Socióloga Agnes Heller señala en su libro "Teoria de la Historia".
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Para Agnes Heller la historia como la conocemos nace hace doscientos años, sin embargo deja claro que la “historia” no deja de ser una construcción mental, ajena a muchas culturas, de heho son más las que la han desconocido que quienes saben de ella.

En la escuela nos enseñan “Historia Universal”, pero un vistazo a ella nos permite dar nos cuenta de que no es más que la historia de occidente. Y no “Historia” significando los hechos del pasado, si no la construcción mental hecha a partir de los hechos pasados. Es dicha construcción la que se nos enseña como “Historia Universal”, basta con ver los momentos en que Asia y África entran en ella – a partir de las expediciones europeas ultramarinas.

Los pueblos que han tenido Historia (llamaré Historia con H a la construcción mental a partir de los hechos pasados) han tenido construcciones distintas entre sí, lo cual es lógico puesto que se encuentran en contextos distintos (geográficos, climáticos, temporales, etc), por lo tanto podemos afirmar que no existe una Historia Universal sino muchas miles de Historias Universales, una e incluso más de una por cada cultura y pueblo que haya contado con Historia (algunos más de una, puesto que a lo largo de la historia ha habido quienes han quemado los libros históricos existentes para empezar una nueva Historia).

Esto nos hace imposible concebir una teoría de la historia, puesto que no podemos establecer por lo general leyes que nos las definan, ellas dependerían de las culturas que analicemos, aun que me parece que podemos llegar a algunas conclusiones con las cuales podemos crear una pequeña teoría de la historia, protohistoria de la historia puesto que son conclusiones bastante modestas. Primero, que en todas las Historias, los protagonistas y edificadores de ellas son el ombligo del mundo, los “hombres”, los elegidos, favoritos, etc. Esto claro está es consecuencia del egocentrismo y antropocentrismo los cuales han estado siempre presentes, por la estructuración de la mente humana.

He he aquí una de mis postulados, lo social proviene directamente de lo natural y continua siendo parte de lo natural, no podemos separar natural y social, y en el párrafo anterior sobre la teoría de la Historia (o más bien una ley de ella), concluyo que si en todas el hombre es el ombligo del mundo es por la constitución física del cerebro, osea dicha ley de la Historia también tiene su origen en lo natural. Y por ello no quiero decir que existe una “naturaleza humana” tal como muchos se han planteado, si no que existen miles de naturalezas humanas, quizá tantas como hay Historias Universales, el hombre es y ha sido por naturaleza avaro y generoso, cruel y piadoso, bueno y malo, otra vez esto es por la verdadera naturaleza humana – la de la adaptabilidad al medio que compartimos con otros seres vivos y que demuestra la evolución.

De la misma manera llegamos a la concepción del futuro, el futuro, al igual que la historia tiene varios significados, por un lado está el futuro de la física, que es igual a lo que acontecerá, o el tiempo aún por venir en el cual algún suceso acontecerá. Por lo tanto la lógica nos diría que la relación de Historia y futuro es que la primera mueve al segundo, sin embargo Heller nos hace ver que también sucedo lo contrario. El futuro para los humanos no es lo que acontecerá, si no lo que se desconoce que acontecerá. Es curioso que al hombre le asuste aquello que desconozca, pero igual le asuste conocerlo todo; es por ello que cuando el hombre conoce ya todo su porvenir, entra en una depresión de pánico y dice que “no tiene futuro”, y es el verse sin futuro lo que lo mueve a luchar. la lucha de clases es en parte causada por que la clase oprimida puede fácilmente vislumbrar todo su porvenir y darse cuenta que que tendrá que luchar para cambiar eso. Es así como el futuro o el prospecto del futuro mueve a la Historia.

Agnes Heller nos subraya una ambigüedad en la filosofía de la Historia, la del progreso; se dice citando a Collingwood que el progreso sólo existe si hay “ganancia sin perdida”, así como la regresión existe sólo si “hay perdida sin ganancia”, y como el el mundo eso es algo imposible de medir decimos que nunca hay ni progreso ni regresión, por lo que estamos estancados en ese sentido. Sin embargo la idea del progreso es real, puesto que es valga la redundancia – una idea, además cada cultura de la misma manera que tiene su Historia Universal, tiene su concepto de progreso, basándose en lo que a ella respecta como ganancia sin perdida y viceversa, las culturas si marcan muchas veces cuando hay ganancia sin perdidas o lo gran balancear perdidas y ganancias, por lo tanto dentro de ellas si existe ese progreso, aun que situándonos en la postura de observadores foráneos veamos que dicho progreso es inexistente.

Otra cuestión que esta presente en el texto es el de nuestro poder como motores de la Historia, puesto que nos señala que nosotros en efecto podemos hacer nuestra Historia, no sólo con H, sino también en la historia. Y nos deja con una cita que me parece muy poderosa e interesante: “La humanidad no se propone jamás algo que no puede lograr”, claro que hay que destacar que el hecho de que lo pueda lograr, no quiere decir que lo logrará, es por eso que debemos luchar si queremos llegar a tal fin propuesto.

Y es que es cierto lo que posteriormente dirá Heller sobre la autoconciencia, todo en la Historia y en la filosofía de la Historia gira al rededor de la autoconciencia, puesto que para empezar ella es un requisito para que se haga la construcción mental histórica, después pasando por el hecho de que el termino filosofía trae invariablemente una reflexión. Pero además de eso está el hecho de que las metas que las sociedades se puedan poner para progresar y los sucesivos avances o retrocesos con respecto a ellas, invariablemente serán definidas por la autoconciencia que dichas culturas tengan y la reflexión sobre sus actos que estén llevando a cabo.

De esa manera podríamos decir que sólo uno mismo puede ser su juez, y que el veredicto de cualquier juez que no sea el propio ente juzgado no es valido, pues carece de la comprensión exacta de la conciencia del ente juzgado, por lo tanto podría aproximarse pero nunca realizar una afirmación valida sobre si se progresó o se retrocedió.

A pesar de tanta independencia de jueces externos, Heller nos indica que puede haber una manera de juzgar el progreso desde cualquier ámbito, y se refiere al de la libertad y los derechos humanos. Cierto es que las concepciones sobre lo que es correcto y de libertan han variado mucho en las distintas Historias, sin embargo el empuje hacia las libertades, o lo que ella llama “el derecho a la inconformidad”, el cual constituye una ganancia por que la inconformidad es parte de la duda, el dudar de lo conocido o establecido y el posteriormente inconformarse es lo que hace que las cosas avancen, y se ha visto en todos los ámbitos, pues los que hacen los cambios son los que logran romper con lo anterior, cierto que dichos cambios no tienen por que se de progreso o de retroceso, pero es la única manera de que se abre la posibilidad de que existiese dicho progreso.