Para Agnes Heller la historia como la conocemos nace hace doscientos años, sin embargo deja claro que la “historia” no deja de ser una construcción mental, ajena a muchas culturas, de heho son más las que la han desconocido que quienes saben de ella.
En la escuela nos enseñan “Historia Universal”, pero un vistazo a ella nos permite dar nos cuenta de que no es más que la historia de occidente. Y no “Historia” significando los hechos del pasado, si no la construcción mental hecha a partir de los hechos pasados. Es dicha construcción la que se nos enseña como “Historia Universal”, basta con ver los momentos en que Asia y África entran en ella – a partir de las expediciones europeas ultramarinas.
Los pueblos que han tenido Historia (llamaré Historia con H a la construcción mental a partir de los hechos pasados) han tenido construcciones distintas entre sí, lo cual es lógico puesto que se encuentran en contextos distintos (geográficos, climáticos, temporales, etc), por lo tanto podemos afirmar que no existe una Historia Universal sino muchas miles de Historias Universales, una e incluso más de una por cada cultura y pueblo que haya contado con Historia (algunos más de una, puesto que a lo largo de la historia ha habido quienes han quemado los libros históricos existentes para empezar una nueva Historia).
Esto nos hace imposible concebir una teoría de la historia, puesto que no podemos establecer por lo general leyes que nos las definan, ellas dependerían de las culturas que analicemos, aun que me parece que podemos llegar a algunas conclusiones con las cuales podemos crear una pequeña teoría de la historia, protohistoria de la historia puesto que son conclusiones bastante modestas. Primero, que en todas las Historias, los protagonistas y edificadores de ellas son el ombligo del mundo, los “hombres”, los elegidos, favoritos, etc. Esto claro está es consecuencia del egocentrismo y antropocentrismo los cuales han estado siempre presentes, por la estructuración de la mente humana.
He he aquí una de mis postulados, lo social proviene directamente de lo natural y continua siendo parte de lo natural, no podemos separar natural y social, y en el párrafo anterior sobre la teoría de la Historia (o más bien una ley de ella), concluyo que si en todas el hombre es el ombligo del mundo es por la constitución física del cerebro, osea dicha ley de la Historia también tiene su origen en lo natural. Y por ello no quiero decir que existe una “naturaleza humana” tal como muchos se han planteado, si no que existen miles de naturalezas humanas, quizá tantas como hay Historias Universales, el hombre es y ha sido por naturaleza avaro y generoso, cruel y piadoso, bueno y malo, otra vez esto es por la verdadera naturaleza humana – la de la adaptabilidad al medio que compartimos con otros seres vivos y que demuestra la evolución.
De la misma manera llegamos a la concepción del futuro, el futuro, al igual que la historia tiene varios significados, por un lado está el futuro de la física, que es igual a lo que acontecerá, o el tiempo aún por venir en el cual algún suceso acontecerá. Por lo tanto la lógica nos diría que la relación de Historia y futuro es que la primera mueve al segundo, sin embargo Heller nos hace ver que también sucedo lo contrario. El futuro para los humanos no es lo que acontecerá, si no lo que se desconoce que acontecerá. Es curioso que al hombre le asuste aquello que desconozca, pero igual le asuste conocerlo todo; es por ello que cuando el hombre conoce ya todo su porvenir, entra en una depresión de pánico y dice que “no tiene futuro”, y es el verse sin futuro lo que lo mueve a luchar. la lucha de clases es en parte causada por que la clase oprimida puede fácilmente vislumbrar todo su porvenir y darse cuenta que que tendrá que luchar para cambiar eso. Es así como el futuro o el prospecto del futuro mueve a la Historia.
Agnes Heller nos subraya una ambigüedad en la filosofía de la Historia, la del progreso; se dice citando a Collingwood que el progreso sólo existe si hay “ganancia sin perdida”, así como la regresión existe sólo si “hay perdida sin ganancia”, y como el el mundo eso es algo imposible de medir decimos que nunca hay ni progreso ni regresión, por lo que estamos estancados en ese sentido. Sin embargo la idea del progreso es real, puesto que es valga la redundancia – una idea, además cada cultura de la misma manera que tiene su Historia Universal, tiene su concepto de progreso, basándose en lo que a ella respecta como ganancia sin perdida y viceversa, las culturas si marcan muchas veces cuando hay ganancia sin perdidas o lo gran balancear perdidas y ganancias, por lo tanto dentro de ellas si existe ese progreso, aun que situándonos en la postura de observadores foráneos veamos que dicho progreso es inexistente.
Otra cuestión que esta presente en el texto es el de nuestro poder como motores de la Historia, puesto que nos señala que nosotros en efecto podemos hacer nuestra Historia, no sólo con H, sino también en la historia. Y nos deja con una cita que me parece muy poderosa e interesante: “La humanidad no se propone jamás algo que no puede lograr”, claro que hay que destacar que el hecho de que lo pueda lograr, no quiere decir que lo logrará, es por eso que debemos luchar si queremos llegar a tal fin propuesto.
Y es que es cierto lo que posteriormente dirá Heller sobre la autoconciencia, todo en la Historia y en la filosofía de la Historia gira al rededor de la autoconciencia, puesto que para empezar ella es un requisito para que se haga la construcción mental histórica, después pasando por el hecho de que el termino filosofía trae invariablemente una reflexión. Pero además de eso está el hecho de que las metas que las sociedades se puedan poner para progresar y los sucesivos avances o retrocesos con respecto a ellas, invariablemente serán definidas por la autoconciencia que dichas culturas tengan y la reflexión sobre sus actos que estén llevando a cabo.
De esa manera podríamos decir que sólo uno mismo puede ser su juez, y que el veredicto de cualquier juez que no sea el propio ente juzgado no es valido, pues carece de la comprensión exacta de la conciencia del ente juzgado, por lo tanto podría aproximarse pero nunca realizar una afirmación valida sobre si se progresó o se retrocedió.
A pesar de tanta independencia de jueces externos, Heller nos indica que puede haber una manera de juzgar el progreso desde cualquier ámbito, y se refiere al de la libertad y los derechos humanos. Cierto es que las concepciones sobre lo que es correcto y de libertan han variado mucho en las distintas Historias, sin embargo el empuje hacia las libertades, o lo que ella llama “el derecho a la inconformidad”, el cual constituye una ganancia por que la inconformidad es parte de la duda, el dudar de lo conocido o establecido y el posteriormente inconformarse es lo que hace que las cosas avancen, y se ha visto en todos los ámbitos, pues los que hacen los cambios son los que logran romper con lo anterior, cierto que dichos cambios no tienen por que se de progreso o de retroceso, pero es la única manera de que se abre la posibilidad de que existiese dicho progreso.
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